¿DONDE VAS ARMENGOLA?.
A lo largo de toda mi vida he podido escuchar numerosas versiones y formas de contar la Leyenda de la Armengola y he de confesar que, siempre que llegábamos al final, la indecisión del cuentacuentos era manifiesta a la hora de despeñar al hijo del Alcaide. Unas veces lo tiraban por el barranco, otras lo degollaban y otras no lo mataban, salvándole de la masacre.
Esto quizás, desconcertaba un poco, cuando te ponías a pensar de nuevo en la historia o leyenda recién contada y solías marcharte con la duda, razonable o no, tenerla guardada en tu memoria y soltarla en el momento oportuno a alguno de tus mayores.
Aunque creo que esto era lo que más me impresionaba de aquella historia, también he de decir que lo que más me gustó y quien mejor me contó la Gesta, fue mi abuela materna.
Mi abuela era una Rabalochera de pura cepa que vivió y murió en la calle del Castillo. En la sala de su casa había una gran chimenea de leña, coronada por un gran caramanchón donde nos metíamos en invierno para calentarnos al fuego. Allí, en aquella chimenea me contó mi abuela la historia y en verdad, no recuerdo si ella sacrificaba o no al hijo del Alcaide, pero me daba igual, porque ella se centraba en la figura de la Armengola, rodeándola de valor y virtudes, además de responsabilidad, con un punto de indecisión.
Lo que jamás se me olvidará de aquel relato de mi abuela es la descripción que hacía de Armengola: “Era una mujer inteligente, hermosa, altiva y bondadosa que, cuando caminaba, dejaba tras ella el perfume a tomillo y romero que bajaba de la sierra en los días de lluvia” “Era una mujer Rabalochera y cristiana como ninguna, era una mujer de Orihuela que se entregó en cuerpo y alma a su pueblo y a todos los suyos”. Mi abuela hacía entonces un silencio prolongado, como pensando en aquello que me estaba contando y hasta se emocionaba, dejando su vieja mirada fija en el fuego del hogar.
“Una mujer de Orihuela que se entregó en cuerpo y alma a su pueblo y a todos los suyos”.
Estoy completamente seguro de que aquella dulce mujer, adoraba a Armengola, sin haberla conocido, sin saber si era o no cierta su historia, sin haber llegado más allá de lo que a ella también le habían contado.
Esa es la grandeza de nuestra Leyenda. Una leyenda que se mantiene impertérrita a través de los años (más de 750) y solamente transmitida de boca en boca, como un cuento que se inició por los juglares en las plazas de los pueblos. Hoy esta figura, reencarnada en una mujer de Orihuela, se transfigura delante de su pueblo y se rodea de un halo extraordinario, de una luz imaginaria que sólo algunos pueden ver con el corazón y sale a las calles hermosa, altiva y bondadosa, dejando ese perfume a tomillo y romero de la sierra, provocando un grito en las sobrecogidas gargantas de las gentes: ¿Dónde vas Armengola?...a lo que ella, silenciosa y con lágrimas de emoción contesta: ¡¡Donde me llame Orihuela!!.....
La Armengola está viva, completamente viva en nuestros corazones y eso es lo que importa. Y que un pueblo haya podido elevarla a la dignidad que hoy tiene, es para decir aquello de: “algo tiene el agua cuando la bendicen”.
2 comentarios
TONY JUAN -
Gracias e igualmente buenas fiestas.
http://juanignaciocaballero.blogia.com/index.php -
Sé que la pregunta no es muy importante, pero es que siempre he querido saber la fecha del primer documento que nos habla de Armengola. Para saber el margen de años o de siglos que hay entre su hazaña, mitad del siglo XIII y los escritos que dan fe de que este personaje histórico existiera.
Que pase unas buenas fiestas señor Tony Juan.
Un cordial saludo