HASTA SAN ANTON FIESTAS SON
Con las veces que habré hablado de mi amigo Manolito, creo que todo el mundo ha llegado a conocerle mejor que yo y hasta mucho mejor que él a sí mismo. Y es que, Manolito, con todos sus títulos académicos, doctorados y esas cosas que te van colgando con el paso de los años, no ha dejado de ser un tierno y dulcemente soñador astorgano.
Hace poco, recién terminada la Navidad y todos sus retrucones, yo le comentaba aquello de que “hasta San Antón Fiestas son” , mientras que él, mirándome con extrañeza preguntaba sorprendido: -¿Y quién carajo es San Antón?- claro que yo, aprovechándome, si cabe, de su inocencia, le conté todo aquel rollo del Señor de San Antón, de los Caballeros de la Orden y hasta de nuestro famoso arroz y costra, tan típico de esta Orcelis de nuestros pecados y tan hurtado por muchos pueblos y grandes ciudades de la comarca e incluso de la Marina baixa.
Manolito, guardó un riguroso minuto de silencio, y desde su educado mutismo escuchante, me volvió a preguntar: - pero dime: ¿quién carajo es ese San Antón? – y fue aquí donde le hablé del eremita que terminó por hartarse de la gilipollez mundana y se retiró al monte a meditar por el resto de su vida.
No terminó muy convencido de los relatos y de las apostillas que le contaba y mucho menos de la relación que guardaba aquel eremita con los Caballeros de la Orden, el arroz y costra y otras cosas, como las Bolas de San Antón y las oriundas Almohábenas.
Manolito se hizo un lío. Su mente Maragata no era capaz de comprender, como en otras muchas ocasiones, los entresijos de aquellas cosas Orcelitanas que, yo reconozco, terminé por enmarañar todavía más, cuando quise abundarle en el conocimiento de nuestras historias para no dormir.
Mi amigo Manolito, Doctor, Catedrático, poseedor de innumerables reconocimientos académicos, y sobre todo, un joven de sesenta y cinco años, se me despidió el otro día con una de sus genialidades: - ¡Abur amigo!..¡quién pudiera recamarse con toda la propiedad del mundo en una tierra como la tuya!-
Aquella tarde noche, estuvo lloviendo con una fuerza desmesurada y hacía mucho, muchísimo frío. Era como si de nuevo volviese la Navidad. Yo me acordé de aquellos dichos astorganos que me lanzaba de vez en cuando Manolito: - ¡Cuando el cuervo vuela bajo, hace un frío del carajo!- Pero claro, aquí, en Orcelis, todo es distinto y no podemos olvidar aquello de: -San Antón, las cinco y con sol- o lo de: -En San Antón, saca a las viejas del rincón- pero sobre todo, no hay quien haya dejado de pensar que: -¡ Hasta San Antón Fiestas son!-
1 comentario
Trino -
A ver si tu me podrías ayudar a buscar información sobre este tema.
Un saludo y gracias de antemano por tu ayuda.