AHORA QUE LLEGA NOVIEMBRE
Haciendo una discreta reverencia y tocando levemente el ala de un imaginario canotier, damos la bienvenida, como cada año, a noviembre, sala de espera del invierno y paréntesis otoñal de colores pajizos. Es la época de Renoir, Cézant y todos aquellos artistas que penetraban en la naturaleza de las hojas caídas. Es el tiempo de las mañanas frías acompañadas de lluvia y niebla y de las tardes deslustradas por ocasos de soles rojizos.
Noviembre es el mes de los poetas románticos, de aquellos que miran la lluvia tras los cristales de su ventana y sienten la asfixia de la nostalgia de otros tiempos, perdiéndose en las gotas de agua.
Noviembre huele a otoño, a las flores de crisantemo, a lutos y rostros escondidos tras un turbio velo.
Noviembre huele a flores de cementerio.
Son esos días que amanece en el pueblo, con las voces del arropero, como cada año, con esas alforjas llenas del caldo denso y su canto inconfundible que llena los vientos: ¡¡arrope!!...¡¡arrope y calabazate!!.....
Es el mes de los recuerdos, porque, no me gusta llamarle muertos, a quienes siempre están vivos en nuestro pensamiento.
Había un ciprés, recuerdo, que cuando llegaba este mes, inclinaba su copa, cada mañana en señal de respeto. Aquel espigado y vetusto ciprés que guardaba eternamente los sueños de su gran amigo y compañero. Estaba plantado a los pies del frío mármol, casi rozando las erosionadas piedras del monumento y cuando racheaba el viento, se humillaba de hinojos sobre la raida cruz, y esas tronchadas macetas tupidas de crisantemos.
Y siempre me hacía la misma pregunta: ¿quién ponía tus flores?..¿quién se acordaba de ti?......quien, si estabas solo bajo el ciprés, lejos de tu compañero......
Huele ya a noviembre, y cada mañana sigo escuchando la ronca voz del arropero: ¡¡arrope!!......
Las calles amanecen húmedas. Son las frías mañanas que forman la antesala del invierno.
Un olor caliente de tahona se introduce por los resquicios de mi ventana y deja pasar los recuerdos de nuevo. ¡Ay el olor!..¡cuanta memoria arrastra en sus travesuras con el viento!. Olor a huesos de santo, a yemas azucaradas , a trastienda de horno......
La memoria del olor se hace intensa en noviembre y se disipa en los corazones con el recuerdo. ¡Qué lejos quedan aquellos días! --¡qué lejos queda el tiempo!..
Noviembre siempre me recuerda aquel viejo poema que compuse en mi juventud..............
No queda el cuerpo
y tu recuerdo permanece,
dejando allí guardados
polvo y tierra,
depósito temporal
de tu pensamiento
que no muere......
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jesus -